FERNANDO CALLEJA PASÓ SEIS MESES EN UCKFIELD 
      (INGLATERRA) EMILIO RUBÉN MERIDEÑO CANTERO PASÓ SEIS MESES EN SIX MILE 
      BOTTOM (INGLATERRA)
      
      A la caza del inglés perfecto
      
      
      «Me gustaría volver a Inglaterra» «Al principio se pasa un poco mal»
      Trabajo en Inglaterra y programas de verano se alzan como las actividades 
      favoritas de los cacereños para hablar la lengua de Shakespeare como 
      verdaderos nativos
      
      Fuente: CRISTINA NÚÑEZ C.N.N. C.N.N./CÁCERES
      
      CÁCERES
      
      Aprenden inglés mientras friegan platos o sirven pintas en hoteles 
      británicos. El trabajo temporal en el extranjero es una de las opciones 
      que más frecuentemente abrazan los jóvenes cacereños. Tratan de vivir una 
      experiencia diferente lejos del paraguas protector de sus familias, 
      mientras pulen su inglés o adquieren unos principios básicos de este 
      idioma estándar, el pasaporte para moverse por el mundo.
      
      El perfil, según aseguran los responsables de la empresa cacereña Time 2 
      Go (que significa hora de irse en español), siempre suele ser el mismo. 
      Jóvenes que han terminado su carrera universitaria o que, a la espera de 
      sus últimos exámenes, deciden aprovechar meses en blanco. Los meses de 
      verano que se avecinan y septiembre suelen ser las fechas claves a la hora 
      de preparar el vuelo.
      
      En todo caso, apuntan, la situación ha cambiado por la coyuntura europea. 
      Antes, asegura Nerea Blanco, la tendencia era marchar en verano. Dos o 
      tres meses de contrato en un hotel y regreso a España. Ahora, la apertura 
      de Europa a los países del Este ha hecho que muchos ciudadanos polacos, 
      húngaros o rumanos acudan a Inglaterra para trabajar. Ellos, más que 
      buscar la experiencia de unos meses, trabajan a destajo durante temporadas 
      largas. «Ante eso, no se puede competir», señala Nerea.
      
      Esta empresa surgió hace tres años. La cacereña Nerea Blanco y el 
      sudafricano Simon Winterbottom decidieron unir sus fuerzas para rellenar 
      un espacio inexistente en la ciudad. Se conocieron en Inglaterra, en donde 
      Nerea pasó más de un año viviendo su particular aventura británica. Simon 
      era subdirector de hotel. Son como las dos caras de la misma realidad. 
      Ella sabe como se puede sentir una persona que llega a un país que no es 
      el suyo a buscarse la vida y él, Simon, sabe cuáles son las exigencias de 
      las empresas hosteleras. 
      
      ¿Pero qué ofrece esta empresa? Sus servicios se limitan a buscar trabajo 
      en la hostelería a los jóvenes. Hacen de intermediaros entre unos y otros. 
      A los jóvenes les interesa saber que les van a recibir, que van a 
      desempeñar el trabajo que apalabraron desde España y que cobrarán el 
      sueldo y tendrán las condiciones que les prometieron. Al empresario, saber 
      que la persona que se les envía es responsable y que tiene un nivel de 
      inglés suficiente como para desempeñar el trabajo.
      
      Los responsables de 'Time to go' aseguran que la ventaja de su empresa es 
      que no son intermediarios, es decir, que enlazan directamente a los 
      trabajadores con las empresas. En otros casos, señalan, suele suceder se 
      trabaja con otras agencias locales, y el vínculo es menos directo. 
      
      Los interesados en trabajar en el extranjero tienen que pagar 400 euros 
      por esta especie de reserva de empleo. 100 en una primera fianza y otros 
      300 cuando ya se concreta todo.
      
      Los destinos más habituales se suelen hallar en Inglaterra. Irlanda, 
      Escocia y Gales son puntos mucho más minoritarios. «En Irlanda, por 
      ejemplo, hay muchos menos hoteles, y el acento también echa a la gente 
      para atrás», señala Nerea. El acento escocés, por ejemplo, solamente se 
      recomienda para la gente que tenga una buena base de inglés.
      
      La mayoría de los trabajadores que acuden a Gran Bretaña con estos 
      programas residen durante su estancia en habitaciones que les habilita el 
      propio hotel. Es una forma más sencilla, y generalmente más barata de 
      vivir allí. Estableciéndose por su cuenta, los jóvenes difícilmente pueden 
      optar a una habitación individual en un piso compartido. 
      
      Por lo general, la gente suele quedar contenta de su experiencia. Personas 
      que solo iban por seis meses se pueden llegar a quedar varios años si la 
      cosa funciona. Pero también hay problemas. «En España se vive muy bien y 
      hay gente que no se acostumbra al ritmo de Inglaterra, a que todo esté 
      muerto a las 11 de la noche, o a trabajar fregando platos», hay gente que 
      nunca ha trabajado. 
      
      Otro problema que ha surgido recientemente es el de acotar los meses que 
      la gente puede permanecer en estos programas de trabajo. «Antes, cabía la 
      posibilidad de trabajar dos o tres meses, los de verano, pero ahora eso es 
      imposible por la competencia de los trabajadores del Este, tenemos que 
      decir que no a mucha gente que solamente quiere trabajar en verano», 
      apunta.
      
      Programas de verano
      
      Precisamente para ese sector de la sociedad que busca aprovechar el verano 
      para perfeccionar el inglés existen otras empresas. Por lo general, las 
      academias de inglés gestionan programas en los que se potencia la 
      convivencia con una familia y se refuerza el inglés a través de clases.
      
      El Colegio Internacional San Jorge organiza, para los niños que no quien 
      viajar a Inglaterra, campamentos de inglés en sus instalaciones de 
      Cáceres. 
      
      Durante todo el curso, precisa el subdirector del centro, José Manuel 
      Tarrío, existe un programa por el cual los niños estudian en colegios 
      extranjeros durante todo el curso escolar. 
      
      En todo caso, las asociaciones de consumidores recomiendan tener prudencia 
      a la hora de elegir los programas de inglés, y, sobre todo, saber qué 
      condiciones se contratan para evitar sorpresas al llegar al lugar de 
      destino elegido. «Me gustaría volver a Inglaterra, de hecho, estoy 
      pensando volver, pero para trabajar de informático». Fernando Calleja, de 
      26 años, relata su experiencia en Uckfield, al sur de Inglaterra, como una 
      de la más gratas de su vida, y eso que al principio su cometido fue llevar 
      y traer platos. La cosa mejoró con el tiempo y empezó a trabajar en el 
      departamento de banquetes y conferencias, cada vez con mayores 
      responsabilidades. Todo ello en el hotel que le buscó su agencia, el 
      Buxled Park, un establecimiento de alta categoría. Volvió, porque le 
      esperaban exámenes a su regreso, tiene que completar la ingeniería técnica 
      en informática, pero cree que pisará otra vez tierras británicas.
      
      -¿Cómo fue su experiencia en Inglaterra?
      
      -A mí me fue muy bien, fue muy buena experiencia en general.
      
      -El objetivo suele ser siempre el de mejorar el inglés, ¿lo consiguió?
      
      -Pues sí, yo creo que lo mejoré, estaba todo el día hablando en inglés en 
      el trabajo.
      
      -El hecho de no estar realizando un trabajo cualificado le preocupó?
      
      -No, no, para nada, a mi me gustaba, y además, era un trabajo cara al 
      público que estaba bien. Luego, con el tiempo, empecé a trabajar 
      organizando banquetes y conferencias, los jefes empezaron a tener 
      confianza en mí y me sentía muy a gusto. 
      
      -¿Cómo fue el trato con los ingleses, se adaptó?
      
      -La verdad es que muy bien, están acostumbrados a tratar con gente de 
      todos los sitios, me los esperaba más estirados, pero el trato fue muy 
      bueno. Al final te valoran e incluso te piden opiniones sobre el trabajo.
      
      -¿Por qué decidió optar por una agencia para organizar su viaje?
      
      -Pensé que era una forma más segura y más rápida. En principio, parece que 
      a nadie le gusta pagar, pero luego, si haces cuentas, sale más barato 
      llevar el trabajo y el alojamiento buscado, porque el tiempo que estás 
      hasta que trabajas te puedes gastar mucho dinero.
      
      -¿Dónde vivía?
      
      -El hotel te busca también el alojamiento, vives allí y pagas una parte de 
      tu nómina. Al final, te queda lo suficiente para vivir, para salir, hay 
      gente que incluso ahorra.
      
      -Supongo que además de la experiencia de trabajo y de idiomas se sacaría 
      una buena vivencia a nivel humano.
      
      -Sí, conoces a mucha gente de todos los sitios.
      
      -¿Volverá?
      
      -Sí, me gustaría volver. Asegura que al principio lo pasó «un poco mal». 
      Rudos ingleses de sangre gélida que le hablaban en un idioma extraño. 
      Porque el inglés de Emilio Rubén Merideño era básico, muy básico. A día de 
      hoy, un año después de volver de Inglaterra, califica la experiencia como 
      muy valiosa, es capaz de mantener una conversación fluida y en inglés y 
      sigue estudiando en la Escuela de Idiomas.
      
      -¿Qué trabajo desempeñó en Inglaterra?
      
      -Yo estuve trabajando como kitchen porter, que no es otra cosa que el 
      último en una cocina.
      
      -¿Cómo fue la experiencia?
      
      -A principio se pasa un poco mal, porque te hablan y no entiendes, pero 
      poco a poco te vas acostumbrando. Los ingleses son un poco fríos y 
      ariscos.
      
      -¿Con cuántos años decidió irse a Inglaterra?
      
      -Tenía 22 años, esas cosas hay que hacerlas a esa edad, porque si no luego 
      surgen muchos compromisos y no puedes seguir haciéndolas.
      
      -¿Consiguió aprender bien el idioma?
      
      -Yo tenía un nivel muy bajo, y ahora soy capaz de mantener una 
      conversación fluida en inglés.
      
      -¿Y se fue solo a su aventura británica?
      
      -No, me fui con otro chico español. Allí conoces a mucha gente después. 
      Vivíamos en una casa que ponía el hotel con neozelandeses, sudafricanos, 
      irlandeses, escoceses, franceses y polacos.
      
      -Así que pudo practicar el inglés en todo tipo de acentos.
      
      -Sí, claro, era el momento en el que más hablaba inglés, por la noche, 
      tomando algo, viendo una película, es lo bueno, que te relacionas con 
      gente.
      
      -¿Y no pensó en volver?
      
      -Pues la verdad es que sí, pero luego ya me salió trabajo aquí y me quedé.
      
      -¿Ve útil el inglés para el desempeño de su vida profesional?
      
      -Sí, en Cáceres no mucho, pero en general si que puede ser necesario para 
      trabajar.
      
      -¿Lo sigue estudiando? Lo importante es no perderlo...
      
      -Voy a la Escuela de Idiomas y veo películas en versión original para no 
      perder oído.
      
      -¿Y lo de fregar platos como lo llevaba?
      
      -Bien. Tienes que tomártelo como una cosa temporal, y que sirve para 
      costearte la estancia en Inglaterra, que no es un país barato. A mí no me 
      importó.

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