4 países:
Bandera de Italia Italia
Bandera de Suiza Suiza
Bandera de San Marino San Marino
Bandera de Ciudad del Vaticano Ciudad del Vaticano
1 región y 4 ciudades
Bandera de Croacia Zastava Istarske županije.svg Istria
Bandera de Eslovenia Capodistria, Isola, Pirano, Ancarano
Antigua lengua colonial en 4 países:
Bandera de Somalia Somalia
Bandera de Libia Libia
Bandera de Eritrea Eritrea
Bandera de Etiopía Etiopía
Lengua significativa en 3 países:
Bandera de Malta Malta
Bandera de Albania Albania
Bandera de Mónaco Mónaco
Idioma italiano
El italiano (Acerca de este sonido italiano (?·i) o lingua
italiana) es una lengua romance que proviene del Toscano arcaico
y pertenece al grupo itálico de la familia de lenguas
indoeuropeas. Es el idioma oficial de Italia, San Marino, Ciudad
del Vaticano y uno de los cuatro idiomas nacionales helvéticos
(con el alemán, el francés y el romanche). Es, además, lengua
cooficial, con el croata, en el condado de Istria (Croacia), y
con el esloveno en los municipios costeros del Litoral esloveno.
En Somalia el uso del italiano como segunda lengua, junto al
inglés, está regulado por la constitución transitoria de 2004 (art.6).4
El italiano es usado también, como primera o segunda lengua, por
varios millones de inmigrantes italianos y sus descendientes
esparcidos por el mundo, sobre todo en Europa. Se calcula que en
el año 2006, unos 64 millones de ciudadanos comunitarios
hablaban el italiano como lengua materna y 14,7 millones como
segunda o tercera lengua. Núcleos consistentes de italófonos
se encuentran también en América y, en menor medida, en África y
Oceanía (escasa la presencia en Asia).
Índice
Aspectos históricos, sociales y culturales. Distribución
geográfica
Italofonía. Europa
En Italia el italiano es la lengua materna del 95 % de población
residente en el país o sea de la casi totalidad de los
italianos y de los extranjeros nacidos en Italia que conservan
por ley su nacionalidad de origen hasta el cumplimiento de la
mayoría de edad. Se trata de un colectivo de 57 700 000
hablantes8 sobre una población total de unos 60 millones de
habitantes.
El italiano es lengua oficial de Suiza, como ya se ha indicado,
junto con el alemán, el francés, y una de las cuatro lenguas
nacionales de la Confederación (las tres oficiales, más el
romanche). Aproximadamente 666 000 residentes en el país (censo
2012), más del 8 % de los ciudadanos, hablan italiano o una
variación de él. Es la lengua principal en todo el cantón del
Tesino, y en las áreas italófonas de los Grisones: Valles de
Mesocco, Bregaglia y Poschiavo (un 15 % de los habitantes del
cantón). Estas áreas conforman en conjunto lo que se conoce como
Suiza italiana (o bien Svizzera italiana).
El italiano es también el idioma oficial de San Marino y de la
Ciudad del Vaticano, pero si en San Marino lo habla la gran
mayoría de sus habitantes (25 000 italófonos en el 2004, o sea
el 96 % de la población de estado) en los ambientes
cosmopolitas de la Ciudad del Vaticano se prefiere recurrir al
latín, que además es el único idioma oficial de la Santa Sede
(las leyes, por ejemplo, se promulgan únicamente en latín).
En Croacia 18 000 personas hablan en la actualidad (2014) el
italiano como lengua materna y unas 600 000 como segunda
lengua, o sea algo más del 13 % de la población croata. La
gran mayoría de los italófonos se concentran en la ciudad de
Fiume, en Dalmacia y en Istria. En esas áreas el italiano es
idioma autóctono y en Istria lo hablaba, como lengua materna,
cerca de mitad de la población. A raíz de la anexión a
Yugoslavia de Fiume y de Istria (1947-1954), el grupo étnico
italiano presente en el territorio se redujo de un 85 % a causa
de la emigración a Italia y a otros países de Occidente. Después
del desmembramiento de Yugoslavia, sin embargo, el italiano
volvió a cobrar importancia en Croacia como idioma de cultura,
sobre todo en el Condado de Istria, donde se convirtió en lengua
cooficial, con el croata.
En Eslovenia un número muy reducido de italófonos (3000 o 4000 locutores) se concentran
mayoritariamente en los tres municipios costeros de Capodistria
("Koper"), Isola d'Istria ("Izola") y Pirano ("Piran"). En los
dos últimos es idioma cooficial con el esloveno, mientras que en
Capodistria el italiano tiene el estatus de cooficialidad solo
en el centro urbano y en las pedanías con minorías italófonas de
relieve.
En Francia, según algunas estimaciones, se encontrarían
más de 828.000 locutores esparcidos por todo el territorio del
estado, probablemente con picos más altos, respecto a la
población local, en la ciudad de Niza y en la isla de Córcega,
ambas atadas política y culturalmente a Italia durante varios
siglos, aunque cabe decir que buena parte de los "locutores de
italiano" de estos territorios sólo tienen un conocimiento
pasivo del idioma debido en gran parte al hecho de que el idioma cooficial de Córcega, el corso, tiene muchas similitudes con
algunos dialectos de Italia central, en particular con el
toscano. En Albania, a pesar de no ser el italiano idioma propio
del país y de no gozar de ningún nivel de oficialidad, el
conocimiento de este idioma está relativamente extendido entre
la población debido primeramente a la diáspora albanesa en
Italia y también al influjo de la cultura italiana y al hecho de
que buena parte de la región costera es un importante destino
turístico frecuentado por visitantes italianos.
En otros países del continente se estima que el idioma italiano,
sin revestir carácter oficial en ninguno de ellos, sea hablado
como primera o segunda lengua por algunos millones de locutores.
Generalmente los colectivos de italófonos más significativos se
encuentran en estados que fueron meta, y en algunos casos lo son
todavía en nuestros días, de una consistente inmigración
italiana. Hay que señalar por importancia Alemania (548 000
locutores), Bélgica (280 000 locutores) y Luxemburgo (lengua
principal del 2,9 % de la población total del estado).
América
América
En América el idioma es empleado de manera significativa en:
Argentina (1 500 000 de locutores), Estados Unidos (723 632
locutores en 20101), Canadá (455 000 locutores en el 2006)
y Brasil. Grupos de italohablantes se encuentran también en
Uruguay, Venezuela, Colombia y, en menor medida, en Chile, Perú
y México.
En América Central el idioma es empleado principalmente al sur
de Costa Rica, región que durante el siglo XX fue colonizada por
migrantes italianos. Durante los últimos dos siglos recibió
abundante inmigración italiana y actualmente en el país se
pueden contabilizar más de 6000 hablantes. El italiano también
es hablado en municipios como San Vito de Java y comunidades
cercanas.
Oceanía
Oceanía
En Oceanía solo en Australia el italiano es hablado como primera
lengua por una minoría de un cierto relieve que refleja la
importancia numérica que tuvo la inmigración italiana en el país
entre los años 1920-1930 y 1949-1969. Según fuentes oficiales,
en el año 2011 sobre un total de 916.100 italo-australianos
(australianos nacidos en Italia y sus descendientes), casi la
tercera parte (295 000) seguía usando la lengua de Dante como
vehículo principal de comunicación familiar (conjuntamente con
el inglés utilizado prevalentemente en el trabajo y en las
relaciones formales).
África
En África es empleado como idioma comercial en Libia, Eritrea y
Somalia, estando su uso en este último país regulado por la
constitución de 2004, como indicado anteriormente. En Etiopía su
difusión es más limitada.
Historia del idioma italiano
El primer idioma italiano se desarrolló en Sicilia con la
escuela poética siciliana, que floreció entre 1230 y 1270
aproximadamente, y que tuvo una cierta influencia en el toscano
medieval y en particular en una de sus variedades, el florentino
arcaico. De este último deriva la lengua italiana moderna. El
vulgar florentino, habla de origen romance, a partir de la
segunda mitad del siglo XIII empezó a desarrollar una literatura
propia, imponiéndose como lengua escrita, en el siglo siguiente,
en un ámbito territorial mucho más vasto que su área de difusión
originaria.
El toscano de Florencia se impuso no por razones políticas,
económicas o militares, como suele ocurrir, sino debido al
prestigio cultural que llevaba consigo al ser el idioma de la
Divina Comedia de Dante Alighieri, la más alta creación
literaria de la Edad Media y una de las grandes obras
universales de todos los tiempos. Después de la muerte de Dante
(1321), cuyos horizontes filosóficos y literarios se encontraban
todavía dentro de un marco cultural medieval, escribieron en
toscano Giovanni Boccaccio y Francesco Petrarca, considerados
como los dos autores más importantes del humanismo prerrenacentista italiano.
A finales del siglo XIV el léxico fundamental del italiano ya
estaba constituido en un 90 % y a partir del siglo siguiente
empezó a formarse una especie de lengua común, sobre todo en el
norte de Italia, que tenía su base en el toscano y en muchos
términos y expresiones latinas que habían confluido en él. Este
idioma común fue utilizado por notarios y funcionarios como
lengua escrita en algunas prestigiosas cancillerías del tiempo:
en Mantua, Urbino, Ferrara, Venecia y, desde el año 1426, en la
cancillería de los Visconti en Milán.
Hacia mediados del siglo XV, ya en pleno renacimiento, empezaron
a compilarse las primeras gramáticas en vulgar florentino, como
la Grammatica della lingua toscana de Leon Battista Alberti y,
en las últimas décadas de ese mismo siglo, en la corte real de
Nápoles, floreció una poesía cortesana en italiano que tuvo
algunos representantes de relieve, como Francesco Galeota y
Pietro Iacopo de Gennaro. Siempre durante el Renacimiento,
gracias también a la normalización lingüística operada por el
veneciano Pietro Bembo (1470-1547), escribieron en italiano
todos los más importantes autores de la época: los grandes
poetas emilianos Mateo Boiardo y Ludovico Ariosto, el ensayista
lombardo Baldassare Castiglione, cuya obra maestra, El
cortesano, fue traducida por Juan Boscán al castellano, el
filósofo e historiador florentino Maquiavelo y su conciudadano y
amigo Francesco Guicciardini. En italiano (y en latín) escribió
también la personalidad más destacada de las letras napolitanas
del Renacimiento, Jacopo Sannazaro. A partir de la época de
Sannazaro los napolitanos aceptaron de buen grado la supremacía
del florentino sea como lengua escrita sea en la oratoria
forense.
En la primera mitad del siglo XVI, con la internacionalización
del Renacimiento, la literatura y el idioma italianos empezaron
a propagarse, con más rapidez todavía que en el período
anterior, en todo el mundo occidental.
En aquella época el idioma italiano (la denominación de
"italiano" había terminado por prevalecer, durante las décadas
centrales de ese mismo siglo, sobre cualquier otra) había dejado
de identificarse plenamente con el vulgar florentino y,
gracias al alto nivel de su literatura, se había ido imponiendo
como una de las grandes lenguas de cultura en la Europa del
tiempo. En la segunda mitad del siglo XVI, ya en edad
manierista, se impuso Torquato Tasso, nacido en Sorrento, como
el máximo autor italiano de su tiempo. En la época de Tasso y de
la Contrarreforma se desarrolló la comedia del arte, un género
teatral popular en la que se fusionan formas y léxicos
dialectales con el italiano. Esta forma de espectáculo tuvo una
gran aceptación internacional, como la tuvo el teatro en música,
o melodrama, nacido en Florencia en las dos últimas décadas del
siglo XVI, con textos poéticos de carácter histórico o
mitológico y escritos en un italiano áulico, que en los siglos
siguientes se exportará con éxito al resto de Europa y a
América.
En 1585 se constituyó oficialmente en Florencia una academia
privada, la Accademia della Crusca, para mantener la pureza de
la lengua italiana y codificar su gramática y sintaxis. En 1612
la Academia publicó en Venecia el primer Vocabolario degli
Accademici della Crusca, que, junto con el Tesoro de la lengua
castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias, sirvió
de modelo a otros diccionarios compilados sucesivamente en
Francia, Inglaterra y Alemania.
En época barroca, rompiendo el monopolio detenido por el latín
en ámbito científico y filosófico se empiezan a publicar los
primeros ensayos relativos a esas disciplinas en italiano, entre
los cuales destaca por importancia Diálogos sobre los dos
máximos sistemas del mundo de Galileo Galilei. Siempre en edad
barroca, durante la dominación española, en Nápoles, máximo
centro urbano peninsular y capital de un Reino que incluía la
tercera parte de la Italia del tiempo, el italiano escrito ya
tenía mayor difusión que el latín, todavía lengua de enseñanza
en la ciudad y en su estado: de un total de 2800 libros
conservados en la principal biblioteca de Nápoles y publicados
en el siglo XVII, 1500 estaban escritos en italiano (53,6 % del
total) frente a 1086 escritos en latín (28,8 % del total) y
solamente 26 en napolitano (0,9 % del total).
En el siglo XVIII algunos estados italianos, como el Reino de
Cerdeña y los ducados de Parma y de Módena, tomaron varias
medidas, a nivel legislativo, para substituir definitivamente el
latín por el italiano sea en la instrucción primaria sea en la
secundaria. En Piamonte, donde la lengua de Dante era ya oficial
en la administración pública desde el año 1561, el estudio del
italiano se hizo obligatorio en la escuela superior (1733-1734),
así como en Parma (1767) y en Módena (1772) por lo que se
refiere a la escuela primaria. En Cerdeña, donde ya se
hablaba, en el norte de la isla, un idioma estrechamente
vinculado al toscano y al corso (el sassarés), se impuso al
italiano como la única lengua oficial (1759-1760). En 1754, en
la Universidad de Nápoles, el filósofo y economista campano
Antonio Genovesi, uno de los máximos intelectuales italianos del
tiempo, tomó la iniciativa de dar clases en vulgar, abandonando
el uso del latín y provocando un enorme escándalo en el ambiente
académico de la ciudad.
Cuando se proclamó el Reino de Italia (1861) el italiano ya era
la lengua hegemónica de la literatura y de comunicación escrita,
pero solo una pequeña minoría lo hablaba. No tenemos
estadísticas disponibles al respecto, pero según Tullio De
Mauro, uno de los mayores lingüistas italianos contemporáneos,
al momento de la unificación, el 2,5 % de la población era
italófona, o sea todos los toscanos y romanos alfabetizados y
todos los demás italianos que habían cursado estudios
secundarios (desde los 11 hasta los 18 años de edad). Según
otro lingüista, Arrigo Castellani, el número de italófonos en
aquella época podía llegar aproximadamente al 9 % de la
población. Ambos datos denotan una situación anómala
determinada por una serie de causas, entre las cuales destacan:
la desunión política de Italia entre los siglos VI y XVIII; la
alta tasa de analfabetismo; el uso prolongado de latín
(conjuntamente con el italiano o sin él) como lengua de
enseñanza y como idioma administrativo de algunos estados
preunitarios, hasta, por lo menos, la edad napoleónica; la
vitalidad de tantas variedades lingüísticas locales habladas,
pero casi nunca utilizadas en su forma escrita, por sus
locutores. Hay que señalar, sin embargo, que esas variedades
lingüísticas, consideradas impropiamente por sus mismos usuarios
como “dialectos” del italiano, eran y son, en su gran mayoría,
neolatinas y autóctonas (galoitalianas, italorromances,
retorromanas, etc.). Los locutores de lenguas foráneas han
representado siempre una exigua parte de la población italiana
autóctona (entre el 1 % y el 2,1 %).
A partir de la unificación de Italia y a lo largo del siglo XX,
la aceleración del ritmo de industrialización, el mayor índice
de asistencia a las escuelas primarias, la emigración a las
ciudades y la expansión de los medios de comunicación
(carreteras, ferrocarriles, etc.) contribuyeron a un descenso
del uso de las variedades regionales y una familiarización
creciente con la lengua nacional. Sin embargo a principios del
siglo el uso del italiano estándar no tenía todavía, en varias
regiones, una difusión satisfactoria. En las décadas centrales
del siglo la situación cambió radicalmente. En 1951 solo el 13 %
de la población italiana usaba exclusivamente el dialecto frente
a un 18,5 % que hablaba solo en italiano y más de dos tercios
que utilizaban sea el dialecto que el italiano. En la segunda
mitad del siglo XX con la progresiva desaparición del
analfabetismo, y la difusión generalizada de la prensa, de la
televisión (operativa desde el año 1954) y, más recientemente,
de la informática, se ha asistido a una homogeneización
lingüística difícilmente previsible en la época de la
constitución del estado nacional. En un informe del 2006
publicado por la Comisión europea, que ya hemos mencionado
anteriormente, el italiano resultaba ser la lengua materna del
95 % de población residente en Italia (con la inclusión, por lo
tanto, de los extranjeros empadronados).7
Reconocimiento oficial
Italia
Como ya se ha señalado, el italiano fue, desde el siglo XIV, el
único idioma autóctono con difusión nacional e internacional y,
antes del proceso del Risorgimento, la única lengua de enseñanza
obligatoria en todos los estados preunitarios (conjuntamente con
el latín en los Estados de la Iglesia y en el Reino de las Dos
Sicilias) y, con pocas excepciones, la sola lengua
administrativa y literaria de uso generalizado. El italiano era
además hablado desde hace siglos por la burguesía y las clases
cultas de los estados preunitarios. Por lo tanto no se juzgó
necesario proclamarlo lengua oficial del estado ni en el
Estatuto Albertino (promulgado en el 1848 en el reino de Cerdeña
y adoptado, después de la reunificación de Italia, en todo el
país), ni en la nueva Constitución republicana italiana del año
1948, actualmente en vigor. En el Estatuto albertino el italiano
se declaraba lengua de comunicación del Parlamento sardo (con la
posibilidad, por parte de los representantes de las minorías
occitanas y franco-provenzales de poder expresarse en francés),
puesto que ya tenía carácter de oficialidad en Piamonte desde el
año 1562 y en Cerdeña desde el año 1759. En la Constitución del
1948, ni se hace mención del italiano como lengua oficial, dando
por descontada su función como lengua nacional que se evidencia
en la actividad legislativa, jurídica y en una política
lingüística que hasta la segunda guerra mundial fue marcadamente
centralista. El reconocimiento expreso se encuentra,
curiosamente, en algunos tratados internacionales y en el
estatuto de la región Trentino-Alto Adigio, que formalmente es
ley constitucional del estado italiano: «...[la lengua]
italiana...es la lengua oficial del Estado» (en it.:...[La
lingua] italiana ...è la lingua ufficiale dello Stato) y se
desume indirectamente de la misma constitución republicana que
lo expresa, en el art. 6, de esta forma: «...la República
italiana protegerá, mediante normas adecuadas, a las minorías
lingüísticas...» (o sea minorías, frente a una mayoría de
italohablantes). En otros países europeos (Reino Unido, Suecia,
etc.) y americanos (Estados Unidos, entre otros), que no tienen
un idioma oficial indicado explícitamente en sus respectivas
constituciones, se produce una situación parecida a la de
Italia: la oficialidad de sus lenguas nacionales se refleja en
su legislación ordinaria y por su importancia como medio de
comunicación hegemónico en todos los ámbitos, públicos y
privados y como señal de identidad de un estado o de grupos
étnicos determinados.
Suiza
Italiano de Suiza
En Suiza el italiano es lengua oficial y nacional de la
Confederación, conjuntamente con el alemán y el francés (el
romanche es lengua nacional y cantonal 35). Su éstatus es
contemplado en el artículo 70 de la Constitución Federal de
Suiza de 1999.36 A nivel cantonal el italiano es el único
idioma oficial del Cantón del Tesino (83% de italófonos) y uno
de los tres idiomas oficiales de los Grisones (conjuntamente con
el alemán y el romanche). En la Suiza italiana (que incluye el
Cantón del Tesino y parte de los Grisones) se hablan también,
sobre todo en las zonas rurales y en ámbitos informales,
dialectos galo-italianos de tipo lombardo que no tienen
reconocimiento oficial.
Ciudad del Vaticano y República de San Marino
El italiano es lengua oficial de la Ciudad del Vaticano (estado
ubicado en pleno centro de la ciudad de Roma), con arreglo al
párrafo 2 de la "Ley sobre las fuentes del derecho" (en it.:
Legge sulle fonti del diritto) del 7 de junio de 1929, que forma
parte del "Suplemento de la actuación de las leyes y disposición
del Estado de la Ciudad del Vaticano" (en it.:Supplemento per le
leggi e disposizioni dello Stato della Città del Vaticano) anexo
a la Acta Apostolicae Sedis, para la actuación de los Pactos
lateranenses del 11 de febrero de 1929. La Santa Sede, el
organismo de derecho internacional que detiene la soberanía del
estado, reconoce en cambio, como su única lengua oficial, el
latín. El italiano tiene éstatus de lengua oficial también en la
República de San Marino, que como la Ciudad del Vaticano es una
enclave independiente dentro del territorio nacional italiano.
Eslovenia (Litoral esloveno)
En las ciudades eslovenas de Koper (en it.: Capodistria), Izola
(en it.: Isola d'Istria), Piran (en it.: Pirano) y Ankaran (en
it.: Ancarano) el italiano es lengua oficial conjuntamente con
el esloveno. El bilingüismo de esas ciudades, todas
pertenecientes al Litoral esloveno, está garantizado por el art.
11 de la Constitución de Eslovenia de 1991 y por las normas de
actuación relativas. La minoría italófona tiene también, siempre
por ley constitucional, el estatus de minoría nacional autóctona
(art. 5 y 64 de la constitución) y el derecho a ocupar uno de
los dos escaños, en la Asamblea nacional eslovena (Državni zbor),
reservados a las comunidades históricas minoritarias (el otro
está reservado a un representante de la comunidad húngara)
Croacia (Istria y Fiume)
En Croacia también, como en Eslovenia, el italiano tiene el
estatus de idioma autóctono y, en cuanto seña de identidad de
una minoría histórica nacional, recibe, a la par que el serbio,
el ruteno, el húngaro y otras lenguas habladas desde la Edad
Media en territorio croata, una tutela jurídica particular. Esa
tutela está garantizada por la ley constitucional n. 155 del 23
de diciembre de 2002, modificada posteriormente por la
deliberación y decreto constitucionales n. 47 del 19 de abril de
2010 y por las deliberaciones constitucionales n. 80 del 28 de
junio de 2010 y n. 93 del 10 de agosto de 2011 .37 La normativa
croata prevé, entre otras medidas, el derecho de las minorías
nacionales a elegir entre un mínimo de cinco y un máximo de ocho
diputados para que las representen en el Parlamento del estado
(en cr.:duma) dejando a los gobiernos locales la tarea de
asegurar y promover el desarrollo social y cultural de las
comunidades presentes en los varios condados del país. Actuando
por lo tanto dentro del marco constitucional croata, la Asamblea
regional istriana, órgano supremo del Condado de Istria tomó en
el año 2009 una decisión histórica, proclamando en su estatuto (art.
21 y siguientes), el bilingüismo croata-italiano en todo el
territorio de su jurisdicción (2.822 km² y 208,440 hab. en el
2011) .38
En Fiume, en croata Rijeka, tercer centro habitado más
importante de Croacia con una población de 128,000 residentes
(2011), la lengua y la cultura italiana reciben una tutela
particular por el Estatuto de la ciudad, aprobado por el Consejo
Municipal el 27 de marzo de 2006 (art. 14). Fiume es la única
ciudad situada fuera de la Región istriana donde el idioma
italiano ha podido mantener una cierta vitalidad, no tanto por
el número limitado de italófonos residentes en el término
municipal (2,276 locutores en 2011, o sea el 1,8% de la
población urbana), en cuanto por la presencia de una numerosa
Comunidad italiana (CI) compuesta por 7,360 inscritos (en su
mayoría de lengua croata) que conjuntamente con todas las
Comunidades italianas de Croacia forma la Comunidad nacional
italiana (CNI) la cual tiene también su sede en Fiume y depende
de la Unión italiana (UI) que reúne todos los italianos de
Croacia y de Eslovenia (34,365 inscritos en Croacia y 3.294 en
Eslovenia). La Unión Italiana tiene dos sedes: la principal se
encuentra en Fiume, la otra, abierta como sede destacada, está
en Capodistria (en cr. Koper), en Eslovenia. La Unión italiana
es un sujeto de derecho público, reconocido como tal por Italia,
Croacia y Eslovenia.
La presencia en el casco urbano de cuatro escuelas primarias
italianas (en Croacia las escuelas primarias tienen la duración
de 8 años) y una escuela superior, todas ellas reconocidas
oficialmente sea por el Ministerio de la Instrucción de Italia,
sea por su homólogo de Croacia, refuerza el papel desempeñado
por las tres instituciones italianas presentes en la ciudadad.
En esas escuelas las lecciones se imparten en italiano y con
textos italianos (solo el estudio obligatorio de la lengua
croata se imparte en este idioma). En Fiume hay una editorial (EDIT)
que publica desde 1946 un diario La voce del popolo, una revista
quincenal de actualidades, Panorama (desde 1952), una mensual,
Arcobaleno (desde 1948), dedicada a la escuela y a los
estudiantes, una revista literaria, la Battana (desde 1964),
todas en italiano, y libros de texto para los Institutos de
enseñanza, sea en italiano, sea en croata.
Dialectología
Variedades de lenguas italorromances, galoitalianas y sardas.
Porcentaje de personas que usan la lengua regional en el
contexto familiar en 1980, por regiones.
Mapa lingüístico de Italia.
El italiano coloquial es de facto una lengua bastante
fragmentada en «dialectos», aunque lingüísticamente es
argumentable que son lenguas hermanas del italiano estándar que
en el último siglo y medio se han ido italianizando.
La base del italiano es el toscano y proviene del latín. Algunas
variedades del centro de Italia (romanesco, sabino, el
marchigiano, etc.) están más o menos cerca del italiano
estándar, sin embargo, las variedades del norte de Italia y de
la mitad sur del país son más divergentes y acusan más la
influencia de las lenguas regionales:
En el norte de Italia se hablan lenguas galoitalianas
(piamontés, emiliano-romañolo, lombardo —oriental y occidental—
y ligur), en el norte se ha desarrollado variantes de italiano
influidas por estas lenguas, pero, a pesar de eso, en el uso
cotidiano guardan mayor parecido al italiano estándar. El véneto
es la lengua galoitaliana más divergente de las otras y más
parecida al italiano estandár, por lo que algunos autores no la
clasifican fuera del grupo galoitaliano. En su dominio tiene una
fuerte difusión coloquial.
En el sur existen variedades autóctonas diferentes del italiano
central (napolitano, barese, siciliano). Debido a la amplio uso
de las lenguas regionales y la poca penetración del italiano
estándar en el sur de Calabria y en el interior de Sicilia la
lengua coloquial de la parte peninsular más meridional y de las
islas se aleja notablemente, en algunas áreas, del italiano
estándar. Las variedades locales son las que se usaban en los de
los antiguos reinos de Nápoles y Sicilia: el napolitano, el
molisano, el barese y el foggiano (Apulia), el cosentino
(Calabria septentrional), están más cerca del italiano. Las
variedades locales salentino, el calabrés de Reggio Calabria y
Catanzaro (Calabria meridional) y el siciliano son las más
divergentes.
En Cerdeña se habla, conjuntamente con el italiano, el sardo,
reconocido por el estado idioma cooficial en toda la isla. El
sardo es una lengua con muchas variedades locales, o dialectos,
y es hablado preferentemente en ámbito familiar por el 45 % de
la población regional, frente a un 55 % de locutores que se
expresan prevalentemente en italiano.41 Además del sardo
propiamente dicho, en Cerdeña se hablan también gallurés y
sassarés, que son reconocidos como idiomas de transición entre
sardo y corso, siendo el sassarés más cercano al sardo y más
influido por éste respecto del gallurés.
Descripción lingüística
Posición dentro de la familia romance
Tradicionalmente se ha discutido la posición del italiano como
lengua, dentro de las numerosas clasificaciones propuestas para
las lenguas romances. La más extendida es la que separa a dicho
grupo de lenguas en dos ramas:
La vertiente occidental, que incluye el español, el gallego, el
asturiano, el catalán, el portugués, el francés y las demás
lenguas de oil, el occitano, el francoprovenzal, el retorromano
o romanche, las lenguas galo-italianas (lombardo, piamontés,
emiliano-romañolo, ligur), el ladino, el friulano, el veneciano
y el sardo.
La vertiente oriental, que incluye el rumano (dacorumano), el
arumano y el macedorrumano, el extinto dálmata, junto al grupo
Italorromance que incluye el siciliano, calabrés, el napolitano,
el corso y el «italiano» o, más propiamente, toscano. En esta
última rama (aunque con algunas discusiones) es donde usualmente
se incluye al dialecto abruzzese. Esta clasificación cuenta con
más aceptación.
Fonología
El inventario consonántico del italiano viene dado por:
Labial Alveolar Palatal Velar
Nasal m n ɲ ŋ
Oclusiva p b t d k ɡ
Africada ts dz tʃ dʒ
Fricativa f v s z ʃ
Vibrante r
Lateral l ʎ
Aproximante j w
El italiano tiene un sistema típicamente romance formado por
siete vocales con cuatro grados de obertura, formado por /a, ɛ,
e, i, ɔ, o, u/, además de sus 24 fonemas consonánticos, el
sonido fonético [ŋ] es formado al colocar la consonante "n"
seguida de una consonante velar, este fenómeno también se
presenta en el idioma español en palabras tales como "manco",
"tengo", "zanja". Comparada con otras lenguas románicas el
italiano es altamente conservador en fonología.
Ortografía
El italiano tiene una ortografía bastante regular, en que cada
letra o dígrafo tiene una pronunciación fija, con excepciones
predecibles. Se caracteriza por la conservación de las vocales
finales, y por la pronunciación de las consonantes geminadas
(consonantes dobles). El acento tónico se encuentra normalmente
en la penúltima sílaba, pero también puede estar en la última o
en la antepenúltima.
Algunas reglas de pronunciación pueden, sin embargo, confundir a
los hispanófonos. Por ejemplo, la c seguida de e o i se
pronuncia «ch» (IPA /tʃ/), mientras que delante de a, o y u se
pronuncia /k/. Para mantener el sonido /k/ delante de e o i,
habrá que añadir una h: chiamo se pronuncia «quiamo» (IPA /'kja.mo/).
Para obtener el sonido «ch» delante de las demás vocales se
añade una i: ciao se pronuncia "chao" /'tʃao/ (la i no se
pronuncia).
De forma análoga, delante de e o i, la g se pronuncia IPA /ʤ/.
Se pronunciará /g/ (como en gato) delante de las demás vocales.
Se emplean también la h y la i para modificar su pronunciación.
Las consonantes dobles se diferencian de las simples en la
pronunciación. Una analogía con el castellano es la n de
«innoble».
Rasgos evolutivos del italiano
Asimilación de los grupos consonánticos ct y pt, del latín, que
pasan la consonante doble tt. Ejemplos: latín acceptāre
'aceptar' > italiano accettare (aunque existe alguna excepción
como praticare y sus derivados), y lat. oct 'ocho' > it. otto.
El resultado para -ct- contrasta con las lenguas románicas
occidentales, incluyendo las lenguas galoitalianas del norte de
Italia, que en esa posición presentan palatalización.
Palatalización de l en los grupos consonánticos pl, bl y cl, gl
del latín, por los grupos pi /pj/, bi /bj/ y chi /kj/, ghi /gj/.
Ejemplos: piano 'llano/plano' (del latín planus), più 'más' (del
latín plus), chiesa 'iglesia' (del latín ecclesia)
Pérdida de la s final latina. Ejemplos: Gesù 'Jesús' (del latín
Iesus), Giovanni 'Juan' (del latín Iohannes).
Pérdida de la i de los diptongos finales latinos. Ejemplos:
impero (del latín imperium), essenza (del latín esentia)
Sistema de escritura
El italiano utiliza 21 letras del alfabeto latino. En efecto,
las letras «k», «j», «w», «x» e «y» se emplean únicamente en
palabras de origen extranjero o variantes gráficas de escritura,
de uso cada vez más común en la comunicación escrita en internet
y los mensajes instantáneos en teléfonos móviles. Al igual que
el francés, el italiano usa el grupo consonántico gn, para
representar el sonido de la ñ del español. Utiliza el grupo de
letras gli para hacer un sonido similar al del portugués lh, o
al español ll. En el caso de la letra h, muy pocas palabras
italianas la tienen de forma aislada, incluyendo las formas
conjugadas en presente del verbo avere (tener). Normalmente
aparece en los grupos ch y gh, equivalentes en castellano a qu y
gu seguidos de e o i, respectivamente. De forma análoga, c y g
se combinan con la i ante a, o, y u, para obtener el mismo
sonido que c y g ante e e i, en cuyo caso la i es muda y solo
modifica el sonido de la letra a la que sucede.
En el italiano al igual que el francés existen muchas
contracciones, las cuales se indican mediante un apóstrofo (').
Ejemplo: L'ora, en vez de La ora.
El italiano utiliza tres acentos en su escritura: el acento
grave (`), encima de a, e, i, o, u (à, è, ì, ò, ù), el acento
agudo (´) solamente sobre e (é) en palabras como perché («por
qué», «porque») y otras conjunciones compuestas por
preposiciones, adverbios y el ché («qué»), los cuales siempre
recaen en la última sílaba y el acento circonflejo (^) solo
encima de i para representar la contracción de una doble i al
final de algunas palabras (principio>principii>principî). Tal
vez (muy raramente) es usado para distinguir palabras semejantes
("volta" vez, "vôlta" la forma del arco). En poesía indica una
contracción y se puede encontrar en innumerables palabras.
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